Era se una vez (hace cuatro años)...
Andaba yo trabajando en un club de natación fuera de Barcelona de cuyo nombre no quiero acordarme. Subiendo y bajando cada día en la renfe (puntuales a más no poder) durante un
laaaaaaaaaargo año y medio.
Y entonces...
Tuve la visión y la oportunidad de quedarme como ama y señora del negocio familiar de los padres de mi media naranja, una joyería-relojería que este octubre cumplirá 40 años de existencia.
Me iba a ganar mejor la vida, pondría a alguien por las tardes y yo sólo trabajaría por la mañana cuando naciera nuestro churumbel.
I de "repente"...
¡Ooooh! llego la supercrisis. Mira tu por donde, la crisis no terminaba, no terminaba... no termina, esto va fatal, esto va peor, pero aguantamos el negocio, seguimos aguantando y la crisis sigue ahí. Tuvimos nuestro churumbel, yo al mes de parir ya estaba trabajando y sigo trabajando mañanas, tardes y cuando haga falta.
Pasaban y pasan las horas sin tener más que hacer que limpiar el polvo, limpiar cristales, poner pilas, poner correas y morderme las uñas, echando de menos mi verdadera vocación, el diseño.
Me iluminé como un día se iluminó buda. Fuí a Piera y me compré dos blogs de dibujo, una caja de lápices y una caja de rotus y empece a dibujar de nuevo.
Y dibujo a dibujo nació Graphicmamma.
Continuará...
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